En una ocasión leí que una mariposa puede volar con la mayor parte de sus alas rotas. Desde entonces no puedo evitar relacionar esa idea con algunas de las personas que revolotean a mi alrededor. Sobre todo aquellas que conviven a diario con el dolor... sea físico o emocional.
No nos acostumbramos al dolor, como mucho nos resignamos a él, o lo soportamos con mayor o menor entereza. Personalmente reconozco que transforma mi carácter a la baja. Bajo su opresión me vuelvo mas irritable, borde (abrupt que dirían los ingleses... tan polite ellos pa tó... ) e impaciente. Bueno, eso que yo sepa, que seguro que me pongo a preguntar y salen más cosas... jajajajajajja... ainsss.... Por eso hoy quiero rendir un sentido homenaje a las mariposas de alas rotas que conozco, y por extensión a todas las demás.