miércoles, 25 de septiembre de 2013

ANONYMAS


Hoy, por primera vez en mi vida, he visto una mujer vistiendo un burka, o más bien, desaparecida bajo él. Ni un chador, ni un hidyab, ni un niqab, ni un yashmak... no, un burka como el mulá manda.
 Digo mal, no es la primera vez que veo una, pero sí la primera vez que veo una a dos minutos de mi casa. Ha sido una visión fugaz, desde el coche, pero suficiente para hacerme reflexionar por contraste, sobre la cantidad de información que transmite nuestra sola presencia. A simple vista (no vista, en realidad... jeje) diría que se trataba de una mujer joven, por la ligereza de sus movimientos y porque empujaba la sillita de un bebé; pero lo mismo podía haber sido una abuelita vigorosa ajetreada en sus tareas matutinas, un adolescente travieso disfrazado con la ropa de su madre o hermana, un ángel del infierno tatuado escondiéndose de la interpol, o que se yo... Angelina Jolie pasando desapercibida de manera ingeniosa... quién sabe! 

La ciudad donde vivo es pequeña, pero rabiosamente multicultural. Mientras caminas por el centro histórico te cruzas a diario con personas procedentes de mil y un lugares... latinos, oriundos de extremo oriente y de Asia meridional, norteafricanos, subsaharianos... algunos vestidos al estilo occidental y otros, muchos, exhibiendo con orgullo los ropajes de sus lugares de origen, de vistosos colores en unos casos, mas sobrios en otros, pero siempre distintos y sorprendentes... eso si te limitas a caminar por la calle... si te acercas a los barrios donde se amontonan sus tiendas... entonces es como viajar a otro país sin salir de tu ciudad... los sonidos, los colores, los olores... frutas exóticas, dulces aromáticos, verduras misteriosas, raíces, semillas, legumbres, especias... nombres impronunciables, diálogos ininteligibles, locales que son lo que ves y más, cortes de pelo, uñas postizas, extensiones, locutorios... así que no penséis que la diversidad cultural me es ajena. 

Sin embargo, no puedo evitar pensar en la mujer anónima de ésta mañana, y cómo será su vida en burka y negro. Hasta las personas más hieráticas o antisociales, reciben y transmiten cantidad de información a su paso por tu lado... la mirada, la sonrisa, el lenguaje corporal, la manera de vestir, de arreglarse... son detalles que conectan con la parte social de nuestro cerebro y provocan reacciones... como sacarle la lengua a un niño que te mira todo serio desde su sillita, sonreír tímidamente al caballero desconocido que se aparta para dejarte espacio en la acera, o intercambiar una mirada con la cajera del super mientras esperas en la fila, cuando el cliente de turno se pone intratable. No hablo de grandes cosas, hablo de pequeños detalles que le dan humanidad a nuestros días... eso el burka lo arrebata. A la que lo lleva y a las personas a su alrededor. 

Y estoy obviando el tema comodidad... que no creo que sea en absoluto agradable existir bajo esa carpa asfixiante... ¡¡¡pero si cuando me tapo la cabeza con la sábana en invierno... enseguida tengo que abrir un hueco porque me siento ahogar!!!! Digo obviando el tema comodidad, porque si nos ponemos tontos con eso... las occidentales tampoco saldríamos bien paradas, ¿queréis un ejemplo? os lo daré con una sola palabra: "Stilettos"  :-)

Sigo pensando en esa chica, o señora, o anciana... en ella y en todas las demás, aquí y sobre todo en los lugares donde son un ejercito silencioso y oscuro que camina sin hacerse ver ni oír. No voy a entrar a juzgar la legitimidad de quienes imponen la prenda, ni de quienes la defienden. Me interesa el lado humano. La mujer. Anonyma, despersonalizada. Androides con corazón, anulados hasta el límite. Me gustaría volver a encontrarla por la calle y preguntarle ¿POR QUÉ?

© Cables Inconexos 2013


4 comentarios:

  1. La vida en burka y negro, no has podido describirlo mejor. Un estilo de vida como otro cualquiera si fuera una opción. Supongo que en el pasado esto tenía una razón de ser... ahora es una razón para no ser. Pobres! la mayoría sufren de osteoporosis por falta de vitamina D.

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  2. Ainss... que no te he dicho, lo mucho que me gusta como escribes y que echo de menos que lo hagas más a menudo. Porfa. Te quiero.

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    1. Ainsss.... gracias mi niña... yo te quiero un montón también! Si no escribo más es porque no tengo nada que decir... que en cuanto tengo algo, me enrollo como un cucurucho... jijiji.

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